viernes, 16 de julio de 2010

Consejos y tradiciones para el cuidado de tu recién nacido. Tradiciones Latinas


El cordón umbilical

Hay creencias muy arraigadas con respecto al cuidado del cordon umbilical en nuestra cultura. Hace tiempo se creía que por aquí podía entrarle "aire" al bebé y por eso se mantenía tapado. De hecho, todavía se pueden comprar "ombligueras" en muchos lugares de Latinoamérica. También existe la tradición, una vez que se cae el cordón, de poner una moneda o un botón sobre el ombligo y luego taparlo para que no quede "hacia afuera".

La realidad es que situar algo que presione el ombligo no tiene ningún efecto sobre la forma de éste. El ombligo es la cicatriz que queda una vez que ha caído el cordón umbilical. La mejor forma de cuidar de el es mantenerlo seco, limpio y al aire libre el máximo tiempo posible, ya que se trata de una abertura en la piel que se está cerrando. Taparlo con objetos puede hacer que se infecte.

Hernias en el bebé

Las hernias en el ombligo son algo relativamente común en los recién nacidos. Cuando estaba en tu útero tu bebé recibía alimento y oxígeno a través del cordón umbilical. En los músculos que recubren su pancita, había un pequeño espacio para el cordón umbilical. Después de nacer los músculos recubren ese espacio, pero en ocasiones esto no ocurre, y queda un hueco por donde sale parte del intestino y se advierte un bulto en el vientre del bebé. Muchas de las hernias se solucionan por sí mismas con el tiempo, pero hay otras, si son muy grandes que es necesario operar.
Al igual que con el cordón umbilical, la creencia popular es que aplicando presión con un objeto y enrollando al bebé con una faja la hernia desaparecerá. En realidad, no existen pruebas de que esto sea así, y comprimir al bebé con una faja en su pancita puede ocasionarle vómitos o molestias de otro tipo.

Caída de mollera

También se conoce como caída de varillas y se refiere al hundimiento de las fontanelas del bebé, el espacio de su cabecita que todavía no está recubierto por el cráneo en los primeros meses y que está blandito. Según la tradición, este espacio se hunde cuando al bebé se le retira demasiado rápido del pezón, porque la succión hace que se hunda la fontanela. También puede ocurrir porque alguien le "dé ojo" o le lance mal de ojo. El remedio popular para este problema es sujetar al bebé por los pies boca abajo y golpearle las plantas para que la fontanela regrese a su lugar.

Además de que esta maniobra es poco recomendable en un bebé, la realidad es que la fontanela hundida indica deshidrataciòn. La deshidratacion es una condición seria que requiere asistencia médica inmediata. Los bebés se deshidratan con mucha facilidad y deben ser tratados de forma adecuada, no basta con darles más agua.

Fríos y calores

La medicina tradicional latina da mucho peso a las teorías del frío y el calor para explicar las enfermedades. Algo frío puede producir frío en el cuerpo, con las consiguientes enfermedades, y lo mismo ocurre con el calor. Cuando alguien tiene problemas por frío o por calor se evita darle una serie de alimentos que se consideran fríos o calientes para no empeorar su estado. A esto se suma la creencia de que los bebés suelen tener más frío que los adultos y necesitan estar más abrigados.

Aunque es cierto que en las primeras 24 o 48 horas después de nacer los bebés no controlan bien la temperatura, más adelante tienen las mismas sensaciones que un adulto. Abrigarlos en exceso puede sofocarlos y causarles otros problemas, como un sarpullido por el calor. El exceso de ropa de abrigo cuando se acuesta a un bebé a dormir por la noche, también se ha relacionado con un riesgo mayor de padecer el sindrome de muerte subita en la cuna (SIDS por sus siglas en inglés). En cuanto a las formas de tratar el "frío" que ha entrado en el cuerpo, hay que evitar dar a los bebés infusiones de hierbas o remedios caseros para combatirlo porque su aparato digestivo no esta todavia preparado para otra cosa que no sea la leche materna o la formula.

Susto o espanto

Cuando un bebé muestra un comportamiento anormal, como llorar desconsoladamente, mostrase nervioso, o no querer comer, la explicación tradicional es que tiene "susto" o "espanto". El bebé ha visto algo que le ha asustado y tiene ese "susto" dentro, que es lo que le produce la intranquilidad. Los curanderos suelen tratar este mal con una mezcla de rituales espirituales y hierbas.

Hay muchas razones que pueden explicar el llanto desconsolado o la falta de apetito en un bebé, que el pediatra puede descartar. Un ritual espiritual para calmar a un bebé puede ser beneficioso, tanto para el bebé como para la familia si esto sirve para tranquilizarte. Sin embargo, con las hierbas hay que tener mucho cuidado porque pueden producir diarrea y otro tipo de trastornos.

Mal de ojo

Según la tradición, cuando un bebé es víctima del mal del ojo puede tener fiebre, llorar continuamente, mostrarse asustando o presentar otros síntomas. Para evitar que los bebés sufran mal de ojo se suele usar un brazalete rojo o rosado, o una semilla que se llama ojo de venado en el cuello o muñeca del bebé.

No hay problema en proteger al bebé del mal de ojo con estas prácticas, pero asegúrate de no colgar el amuleto alrededor de su cuello o en un lugar donde tu pequeño pueda agarrarlo y tragarse la semilla de venado. Puedes ponerlo en la carreola (cochecito de paseo), en la cuna o en otros lugares donde no lo alcance. Con respecto a los síntomas del mal de ojo, al igual que con el susto, hay muchas causas que pueden explicar el malestar de un bebé y es necesario consultar con el pediatra para poder tomar las medidas o medicinas necesarias para curarlo.

El respeto por nuestros mayores y las antiguas tradiciones no está reñido con la medicina actual, pero en el caso de tu bebé cuenta siempre con la ayuda de tu pediatra para tratar sus enfermedades y consulta con él las prácticas tradicionales para saber si le parecen adecuadas.

¿Como reducir el Riesgo del Sindrome de muerte subita del bebe?

¿Qué es el síndrome de muerte súbita del bebé o SIDS?

El síndrome de muerte súbita del bebé (SIDS por sus siglas en inglés) no es una enfermedad ni una dolencia. Es el diagnóstico utilizado cuando un niño menor de un año muere repentinamente y no se puede determinar una causa exacta de su muerte, aun después de realizar una investigación médica y legal exhaustiva, incluyendo una autopsia.

El síndrome de muerte súbita o SIDS es la causa principal de muerte de bebés de entre 1 mes y 1 año de edad en los EE.UU.

Aproximadamente 2.500 bebés mueren por SIDS en los EE.UU. cada año. Este síndrome afecta con más frecuencia a bebés que tienen entre 2 y 4 meses de edad, y en el 90 por ciento de los casos a bebés de menos de 6 meses. Los casos de SIDS son más frecuentes durante los meses de tiempo frío.

También se conoce al SIDS como "muerte en la cuna" porque sucede con mayor frecuencia mientras los bebés duermen, generalmente entre las 10 de la noche y las 10 de la mañana.

Sin embargo, el SIDS no sólo se da durante la noche. De acuerdo con un estudio publicado en el año 2000 en la revista Pediatrics, el 20% de las muertes por SIDS suceden en guarderías. Es un número sorprendentemente alto, teniendo en cuenta que los bebés pasan mucho menos tiempo durmiendo en las guarderías que durmiendo en sus casas. Por lo tanto, es crucial asegurarse de que en las guarderías coloquen a los bebés boca arriba durante las siestas y que respeten las pautas para dormir seguros (ver "Cómo puedo reducir el riesgo del SIDS para mi bebé", abajo).

Nota de la editora: Aunque en el pasado se recomendaba poner a dormir al bebé boca abajo o de costado para reducir el peligro de ahogo con vómitos, y aún hay pediatras que lo siguen recomendando, en el año 2000 la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) revisó sus anteriores recomendaciones para reducir el riesgo de muerte de cuna: las investigaciones recientes han demostrado que la posición más segura para poner a dormir a un bebé es boca arriba. De hecho, el índice de muertes causadas por muerte súbita ha disminuido un 40 por ciento desde 1994, cuando la Academia Estadounidense de Pediatría, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, el SIDS Alliance, la Asociación del SIDS y los Programas de Muerte Infantil lanzaron la campaña "Back to Sleep" (Dormir Boca Arriba). La posición de lado es más segura que dormir boca abajo, pero no tan segura como dormir boca arriba porque el bebé puede voltearse y ponerse boca abajo. La AAP recomienda que si una mamá va a poner a su bebé a dormir de lado, se asegure de poner su bracito de tal modo que le dificulte rodar y ponerse boca abajo.

¿Cuál es la causa de la muerte súbita o SIDS?

Los investigadores han aprendido mucho sobre el SIDS en las últimas tres décadas, pero todavía no tienen una respuesta definitiva a esa pregunta.

Algunos expertos creen que la muerte súbita sucede cuando un bebé que tiene una anomalía subyacente (por ejemplo, un defecto cerebral que afecta la respiración) duerme boca abajo o se enfrenta con condiciones ambientales adversas, por ejemplo el humo de tabaco, durante un periodo crítico de su crecimiento. Otros han publicado estudios que contradicen esta hipótesis.

Un estudio publicado en 2007 cita una conexión entre la capacidad auditiva del bebé y la muerte súbita. El anestesista pediátrico Daniel D. Rubens, del Children's Hospital de Seattle, estudió los resultados de pruebas auditivas en recién nacidos y descubrió que los bebés que habían fallecido por muerte súbita habían obtenido consistentemente resultados más bajos cuando se probó la función de su oído interno en el oído derecho, que los bebés que no habían fallecido por muerte súbita. (Normalmente los recién nacidos sanos obtienen mejores resultados en el oído izquierdo que en el derecho; estos resultados invertían los índices habituales.) Este estudio sugiere nuevas áreas de investigación y apunta a la posibilidad de identificar a bebés que corren un riesgo más alto de sufrir muerte súbita desde el momento de su nacimiento.

Los expertos continúan estudiando el cerebro, el sistema nervioso autónomo, los ambientes en los que los bebés duermen, y donde se los cuida, las infecciones e inmunidad y la genética, en busca de respuestas. Por ejemplo, un estudio publicado recientemente en la revista científica Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine indica que utilizar un ventilador en la habitación del bebé mientras duerme reduce en un 72% el riesgo de muerte súbita del lactante porque disipa la acumulación de dióxido de carbono en la cuna. Se cree que volver a inhalar el dióxido de carbono es uno de los factores que pueden provocar la muerte de los lactantes. Esta medida es especialmente efectiva en ambientes calurosos, donde se observó una reducción del 94% del riesgo.

¿Qué bebés presentan un mayor riesgo?

Aunque nadie sabe con certeza cuál es la causa de la muerte súbita o SIDS, se han identificado algunos factores de riesgo. Estos incluyen:

Dormir boca abajo

Las investigaciones demuestran que el riesgo de que un bebé padezca muerte súbita es de 1,7 a 12,9 por ciento mayor (dependiendo del estudio) si duerme boca abajo en lugar de dormir boca arriba. Según Betty McEntire, directora ejecutiva del Instituto Estadounidense del SIDS, cuando un bebé duerme boca abajo tiene más probabilidades de recalentarse, de tener pausas en la respiración, y de volver a respirar el aire que recién ha exhalado, lo cual puede aumentar su nivel de dióxido de carbono.

Además, varios estudios han mostrado que si a un bebé que suele dormir boca arriba se lo coloca boca abajo para dormir, su riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita aumenta notablemente. (Algunos expertos creen que a esto se debe el alto índice inesperado del SIDS en las guarderías.)

Tener un padre, una niñera o una encargada de guardería que fuma.

Los estudios muestran que el riesgo de que un bebé sufra el síndrome de muerte súbita aumenta con cada fumador adicional de la casa, con la cantidad de cigarrillos fumados por día, y con la cantidad de tiempo de exposición al humo del cigarrillo.

Bebé nació prematuro o con un muy bajo peso

Cuanto más prematuramente nazca el bebé, mayor será el riesgo de que sufra el síndrome de muerte súbita. De la misma manera, cuanto más bajo sea su peso al nacer, más alto será el riesgo.

Recalentamiento mientras duerme

Hay evidencia importante de que el recalentamiento o exceso de calor puede aumentar de forma sustancial el riesgo de muerte súbita para un bebé. El recalentamiento puede ser consecuencia de estar en una habitación muy calurosa, de envolver o cubrir al bebé con demasiadas mantas, y de colocar una manta en la cabeza del bebé, especialmente cuando el bebé tiene fiebre o una infección respiratoria, de acuerdo con Warren Guntheroth, experto en SIDS y profesor de pediatría en la Universidad de Washington en Seattle.

Dormir en una superficie suave

Algunos estudios relacionan las superficies suaves para dormir con un incremento del riesgo de SIDS. Las camas de agua, los cojines o sillones rellenos de bolitas de poliestireno, los sofás, las colchas gruesas, los edredones, y otras superficies suaves no son seguras para que duerma un bebé. Tal como sucede con las posiciones de sueño boca abajo, las superficies suaves aumentan las posibilidades de que surjan problemas con la respiración o recalentamiento.

Nacer de una madre que fumó o consumió drogas durante el embarazo

Casi todos los estudios de factores de riesgo para el SIDS han destacado que el hecho de que la madre fume durante el embarazo es un factor de riesgo. Tanto el tabaco como el consumo de drogas pueden comprometer el desarrollo saludable del bebé durante el embarazo.

Nacer de una madre que tiene menos de 20 años

El riesgo de SIDS también aumenta para los bebés de madres adolescentes. Además, mientras más corto sea el intervalo entre tus embarazos, mayor será el riesgo de que tu bebé padezca SIDS.

Sufrir un episodio que aparentemente puso en riesgo su vida

Los bebés que han pasado por una circunstancia que puso en peligro su vida (el bebé dejó de respirar, se puso pálido, azul y fláccido y necesitó resucitación) corren más riesgo de padecer SIDS.

Ciertos grupos étnicos

Los bebés afroamericanos tienen dos veces y media más probabilidades de fallecimiento por SIDS que los bebés blancos, y los bebés nativos americanos tienen un riesgo triple.

Algunos investigadores plantean la hipótesis de que la preferencia cultural de acostar a los bebés para que duerman boca abajo pone a ciertos grupos en una categoría mayor de riesgo. Las familias asiáticas, que tienen la preferencia cultural de acostar a los bebés boca arriba, presentaban un riesgo de SIDS menor al promedio hasta la inmigración a América del Norte, cuando cambiaron la manera de acostar a sus bebés boca abajo, y los índices del SIDS aumentaron.

Sexo

Los varones de todos los grupos étnicos tienen un riesgo levemente mayor que las niñas, en una proporción de 1,5 a 1.

¿Cómo puedo reducir el riesgo de muerte súbita para mi bebé?

No existe una manera garantizada de prevenir el síndrome de muerte súbita, pero puedes hacer varias cosas para disminuir enormemente el riesgo de tu bebé:

Acuesta a tu bebé boca arriba para dormir.

Esta es la medida más importante que puedes tomar para ayudar a proteger a tu bebé.

El índice de muertes causadas por el SIDS ha disminuido un 40 por ciento desde 1994, cuando la Academia Estadounidense de Pediatría, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, el SIDS Alliance, la Asociación del SIDS y los Programas de Muerte Infantil lanzaron la campaña "Back to Sleep" (Dormir Boca Arriba). Asegúrate de que los demás — familiares y , niñeras y encargadas de la guardería, por ejemplo — sepan que no tienen que acostar a tu bebé boca abajo para dormir.

La mayoría de la gente no sabe que dormir de costado tampoco es seguro. De hecho, si tu bebé duerme de costado en lugar de dormir boca arriba, sus posibilidades de contraer el SIDS se duplican. Esto se debe a que si lo colocas de costado, puede acomodarse después fácilmente boca abajo.

Naturalmente, cuando tu bebé tenga 5 ó 6 meses de edad ya podrá girar en ambas direcciones, y será un reto mantenerlo boca arriba por la noche. Sin embargo, a esa edad el riesgo del SIDS comenzará a disminuir; por lo tanto, a partir de esa edad, acuéstalo boca arriba, y luego no te preocupes si se da la vuelta.

Ten en cuenta que acostar a tu bebé boca arriba todo el tiempo puede hacer que se desarrolle una parte plana en la parte de atrás o en el costado de su cabeza, llamada plagiocefalia o síndrome de la cabeza plana. Puedes prevenirlo asegurándote de que pase una buena cantidad de tiempo boca abajo, echado sobre su pancita, cuando esté despierto, para ayudarlo a desarrollar los músculos de su cuello apropiadamente y darle un descanso a la parte de atrás y los lados de su cabecita. Además, si una noche acuestas a tu bebé con la cabeza en la cabecera de la cama, y la siguiente noche con la cabeza en los pies de la cama, el bebé tenderá a voltear siempre su cabeza mirando hacia fuera de la cuna, por lo que al cambiar su orientación, irá alternando donde apoya la cabeza. Y no permitas que tu bebé pase demasiado tiempo sentado en una sillita para el auto o en una sillita vibradora o hamaquita, porque también pueden contribuir a la plagiocefalia.

Cuida de ti y de tu bebé que está por nacer cuando estés embarazada.

Para asegurar la salud de tu bebé y reducir el riesgo de un nacimiento prematuro o un nacimiento con bajo peso (que son factores de riesgo del SIDS), asegúrate de cuidarte y nutrirte adecuadamente. Y definitivamente no fumes cigarrillos ni consumas drogas ilegales durante el embarazo.

No permitas que fumen alrededor de tu bebé.

Mantén el aire que rodea a tu bebé — en casa, en el auto, y en otros lugares — libre de humo. Si no puedes dejar de fumar, fuma fuera de tu casa y asegúrate de que los demás hagan lo mismo.

Elige cuidadosamente el colchón y la ropa de cama.

Acuesta a tu bebé en un colchón firme y plano sin almohada ni otra cosa salvo una sábana ajustable debajo de él. No coloques juguetes de peluche ni tampoco otros materiales blandos en su cuna.

Algunos grupos para la prevención del SIDS sugieren que no cubras a tu bebé con ningún tipo de manta. La Academia Estadounidense de Pediatría sugiere que, si deseas cubrirlo, utilices una manta delgada. Métela por los lados del colchón para que quede bien ajustada, y cúbrelo sólo hasta su pecho.

Si crees que tu bebé tiene frío, vístelo con ropa más calentita, como pijamas abrigados de una pieza que cubren los pies, o ponle un pelele de algodón de una pieza con una mantita especial encima que sirve para vestir al bebé por la noche; esta mantita es una prenda que parece un suetercito sin mangas, pero tiene forma de bolsa cerrada por abajo, de modo que el bebé queda calentito dentro de ella, pero no hay posibilidad de que le tape la cara o la cabeza.

Los acolchados que bordean la cuna por sus cuatro lados no son necesarios y los grupos de prevención del SIDS recomiendan que no se usen. Si decides usarlos, la Academia Estadounidense de Pediatría aconseja que selecciones acolchados delgaditos y firmes (no blandos como almohadas) y que los ates firmemente a los barrotes de la cuna. Asegúrate de que no quede ninguna cinta colgando dentro de la cuna.

Evita calentar demasiado a tu bebé.

Para evitar que tu bebé se caliente demasiado mientras duerme, no lo abrigues demasiado. La habitación en la que duerme tampoco debe estar demasiado caliente; debe ser cómoda para un adulto con ropa liviana.

Las señales de que tu bebé puede estar demasiado caliente incluyen transpiración, cabello húmedo, sarpullido, respiración acelerada, respiración rápida, agitación y fiebre.

Intenta reducir la exposición a infecciones.

El SIDS a veces ocurre en conjunto con infecciones respiratorias y gastrointestinales. Por lo tanto, está bien pedirle a la gente que se lave las manos antes de alzar a tu bebé. Y por supuesto, siempre que sea posible, evita exponer a tu bebé a gente enferma.

¿El amamantamiento previene la muerte súbita infantil?

No hay una evidencia concluyente de que el amamantamiento en sí mismo reduzca el riesgo de que el bebé tenga SIDS. Sin embargo, el amamantamiento puede ayudar a reducir el índice de las infecciones respiratorias y gastrointestinales, que (como mencionamos arriba) a menudo ocurren en conjunto con el SIDS.

¿Dormir con el bebé en mi cama puede aumentar el riesgo de muerte súbita o SIDS?

No se ha llegado a un acuerdo general sobre este tema.

Algunos expertos creen que hay razones convincentes para no acostar a tu bebé contigo en la cama durante los primeros meses. En primer lugar, seguramente tu cama tiene almohadas, mantas y cubrecamas blandos, todos ellos factores de riesgo para el SIDS. También es más fácil que el bebé se caliente demasiado mientras comparte tu cama.

"La mayoría de los estudios que se llevaron a cabo sobre este tema han demostrado que compartir la cama aumenta el riesgo del SIDS", dice John Kattwinkel, presidente de la Fuerza de Trabajo de la Academia Estadounidense de Pediatría sobre la posición de los bebés para dormir y el sindrome de muerte subita del bebe.

Por otro lado, algunos expertos creen que dormir juntos puede permitir a la madre responder más rápidamente a los cambios en la respiración y los movimientos de su bebé. Y muchos padres se sienten cómodos con la idea de compartir su cama con el bebé y prefieren dormir así.

Si decides compartir la cama con tu bebé, James McKenna, jefe del Laboratorio del Comportamiento del Sueño de Madres-Bebés en la Universidad de Notre Dame, aconseja que te asegures de que tu colchón se ajuste firmemente a la cabecera de la cama y que no quede espacio alrededor donde la cabeza de tu bebé pudiera atascarse. También sugiere que no duermas con el bebé en una superficie más blanda que una cama, como un sofá. Asimismo, mantén la ropa de cama pesada y esponjosa lejos de tu bebé. E incluso en tu cama, acuesta al niño para que duerma de espaldas, sobre el colchón plano.

Aunque la Asociación Estadounidense de Pediatría no recomienda compartir la cama con tu bebé, sí aconseja que mantengas a tu bebé en tu propio cuarto. Unos investigadores británicos descubrieron que cuando un bebé está en su propia cuna, en la habitación de sus padres, el riesgo de muerte súbita es menor. Por lo tanto, una alternativa en lugar de llevar a tu bebé a la cama contigo es acostarlo en una cuna o en un moisés en tu habitación.

¿Está bien envolver a mi bebé muy apretadito en una mantita?

Algunos investigadores sugieren que envolver a un bebé como tamalito — un método para envolverlo muy apretadito de forma segura con una manta o tela — puede ayudar a prevenir el SIDS porque puede hacer que duerma más cómodo boca arriba. Si tu bebé se sobresalta cuando duerme, los movimientos de su propio cuerpo pueden causar que se despierte; envolverlo puede limitar esos movimientos y ayudarlo a sentirse seguro.

Sin embargo, otros expertos en SIDS advierten que envolverlo puede contribuir a que se caliente demasiado. Por lo tanto, si vas a acostarlo envuelto, utiliza una manta delgada y asegúrate de que la habitación no esté demasiado calurosa. Y, por supuesto, nunca lo pongas boca abajo cuando esté envuelto.

¿El uso del chupón (chupete) aumenta o disminuye el riesgo de mi bebé?

La investigación ha demostrado que los chupones pueden reducir el riesgo de SIDS, aunque no está muy claro cuál es la relación de causa y efecto. Debido a esta correlación, la Academia Estadounidense de Pediatría aconseja que le des a tu bebé un chupón cuando lo acuestes para una siesta o por las noches durante su primer año de vida.

No es necesario que le pongas de nuevo el chupón si se le cae durante la noche y, por supuesto, no es necesario que fuerces a tu bebé a usar uno si no le gusta. Si piensas ofrecerle un chupón a tu bebé, asegúrate de hacerlo una vez la lactancia ya esté bien establecida.

¿Necesita mi bebé un monitor del sueño?

Existen dos tipos de monitores del sueño. Uno es un monitor médico, cardio-respiratorio que puede recetarte el pediatra si tu bebé ha tenido un problema respiratorio que puso en peligro su vida o si tiene otros factores de riesgo de SIDS. Si ha recetado este tipo de monitor para tu bebé, debes usarlo.

El otro es un monitor comercial que se compra en las tiendas con productos para bebé. Este tipo de sistema detecta los movimientos del bebé y te alerta si deja de moverse (y de respirar) durante un cierto periodo de tiempo.

No tiene nada de malo usar uno de estos monitores si te ayudan a dormir más tranquila, pero no hay evidencia de que reduzcan el riesgo de SIDS. Si optas por comprar uno, todavía debes seguir los consejos de reducción del riesgo mencionados arriba.

¿Dónde puedo obtener más información?

• El Instituto Estadounidense del SIDS realiza investigaciones sobre el SIDS y ofrece servicios clínicos, educación, y apoyo a los pediatras y a las familias las 24 horas del día. Llama al instituto al (800) 232-7437, o visita su sitio Web .
• La Línea Directa Back to Sleep (Dormir Boca Arriba) ofrece información, apoyo, y referencias. Llama al (800) 505-2742.
• El CJ Foundation for SIDS es el mayor patrocinador no gubernamental de programas relacionados con el SIDS en los Estados Unidos. Visita el sitio Web de la Fundación para obtener novedades sobre el SIDS, una visión acerca de las investigaciones en curso, y actualizaciones sobre recaudadores de fondos y eventos en todo el país.
• El Centro Nacional de Recursos sobre SIDS y Muerte Infantil provee folletos informativos, bibliografías anotadas, y servicios de referencias para padres, encargados del cuidado e investigadores.
• El First Candle/SIDS Alliance provee educación e investigación sobre el SIDS, y también apoyo a las familias cuyos bebés han muerto debido al SIDS.

El cuidado del cordón umbilical del recién nacido

¿Para qué sirve el cordón umbilical?

Mientras están en el utero, los bebés reciben las substancias nutritivas y el oxígeno que necesitan a través de la placenta, la cual está conectada a la pared interna del útero. A su vez, el bebé tiene una abertura en su abdomen por donde sale el cordon umbilical que lo une a la placenta. Después del nacimiento, el cordón umbilical se sujeta con una pinza especial y se corta cerca del cuerpo del bebé en un procedimiento indoloro, quedando el muñón umbilical. El cordón se puede cortar inmediatamente después del nacimiento o cuando ha dejado de latir.

¿Cuánto tardará en secarse y caerse el resto del cordón umbilical?

Entre 10 y 21 días después del nacimiento, el muñón se secará por completo y se caerá, quedando una pequeña herida que podría tardar algunos días en cicatrizarse.

Una costumbre latina tradicional es fajar al bebé una vez se le ha caído el cordón, e incluso ponerle una moneda apretando el ombligo para que le quede para dentro. Esta práctica no es aconsejable, porque apretar el vientre del bebé podría causarle molestias estomacales y ponerle algo sobre el ombligo podría incluso causarle una infección. (Puedes leer más sobre tradiciones en el cuidado del recién nacido con las que hay que tener precaución aquí.)

¿Qué cuidados hay que tener con el cordón umbilical del bebé?

Es importante mantenerlo limpio y seco. Dobla la parte de arriba del pañal hacia abajo, destapando el ombligo y el muñón para que quede expuesto al aire y no esté en contacto con la orina (o compra pañales para recién nacidos que ya vienen recortados por delante para dejar el cordón al aire). Cuando se caiga el muñón umbilical, puede que notes un poco de sangre en el pañal. No te asustes, porque esto es normal. Mientras no se le caiga el muñón, evita darle baños en la tina, y dale sólo baños de esponja.

En los días más cálidos, ponle simplemente un pañal y una camiseta suelta para que le circule más el aire y se seque más rápidamente el ombligo. Evita las camisetitas de una sola pieza hasta que se le haya caído el muñón, y nunca trates de quitárselo, aunque parezca que sólo está colgado de un hilillo.

A veces, después de que se seca y se cae el muñón umbilical, quedan algunos pedacitos de piel nudosa, los cuales podrían desaparecer por sí solos o requerir tratamiento médico. Estos "granulomas umbilicales" no son serios ni contienen terminaciones nerviosas, por lo cual, si hay que hacer cualquier tratamiento, éste sería indoloro para el bebé.

Si una vez se le caiga el cordón a tu bebé notas que se le sale el ombligo para fuera al hacer un esfuerzo (por ejemplo, cuando va de vientre o cuando llora), es posible que tenga una hernia umbilical (alrededor del 20 por ciento de los recién nacidos tienen una). La hernia umbilical suele ser inofensiva y curarse por sí sola con el tiempo, pero lleva a tu bebé al pediatra para que lo examine y te dé su opinión.

¿Debo limpiar el área del cordón umbilical con alcohol todos los días?

Las ventajas de la práctica tradicional de rociar el cordón umbilical con un algodón mojado en alcohol no están muy claras. Cuando nazca el bebé, tu médico o comadrona rociará la zona umbilical con un antiséptico después de prender y cortar el cordón para prevenir una infección. Se ha recomendado durante años que una vez en casa, la madre limpie la base del muñón umbilical con un pedacito de algodón o gasa mojado en alcohol, una o dos veces al día. Hay muchos pediatras que aún siguen sugiriendo esta práctica, pero otros piensan que es más eficaz dejar que el cordón se seque al natural. La recomendación cambió después de que un estudio realizado en Ontario, Canadá, por Hamilton Health Sciences Corporation, demostró que los cordones umbilicales que no recibían ningún tratamiento cicatrizaban en ocho días, mientras que los que eran rociados con alcohol tardaban 10 días en caerse. (Ninguno de los 1.800 recién nacidos que participaron en el estudio desarrollaron infecciones del ombligo.)

La pediatra Carol A. Miller, profesora clínica de pediatría en la Universidad de California en San Francisco, dice que ella sigue recomendando la aplicación del alcohol porque a muchos padres les desagrada el olor y la textura pegajosa que a veces resultan de no usarlo. "Es dudoso si la ventaja de uno o dos días vale o no la pena", dice la doctora.

Si no estás segura qué método debes usar, consúltalo con el doctor.

¿Cuáles son los síntomas de una infección?

Llama a tu médico si:

• Tu bebé tiene fiebre o se ve enfermo.

• El ombligo del bebé y el área que lo rodea están hinchados y rojos.

• Hay pus en la base del muñón umbilical.

La dermatitis o irritación de pañal.

¿Qué apariencia tiene la dermatitis de pañal?

La dermatitis de pañal (también llamada irritación o rozadura de pañal) no siempre tiene la misma apariencia, pero si la piel bajo el pañal del bebé, sobre todo alrededor de la zona genital y entre las nalgas, se ve roja, lo más probable es que esté irritado. También es posible que la piel esté un poco hinchada y caliente.


Copyright © de la foto Dr. P Marazzi/Photo Researchers, Inc.

La irritación podría ser muy leve — pequeños granitos rojos en un área muy pequeña — o bastante extensa, con zonas hinchadas, rojas y sensibles que se alargan hasta el vientre y los muslos del niño.


¿Por que se irrita tanto la piel de mi bebe?


La dermatitis de pañal puede ser provocada por una serie de factores, desde un cambio en la alimentación del bebé hasta su propia orina. He aquí las causas más comunes:

Humedad. Hasta el pañal más absorbente deja algo de humedad en contacto con la delicada piel del bebé. Y cuando la orina se mezcla con las bacterias presentes en las deposiciones, durante el proceso de descomposición se produce amoníaco, el cual puede ser muy irritante para la piel del bebé.

Aunque es verdad que si el bebé lleva pañales mojados por mucho tiempo aumenta la posibilidad de que tenga dermatitis de pañal, este mal puede afectar a cualquier bebé que tenga la piel sensible, aunque sus padres le cambien a menudo el pañal.

Fricción contra el pañal o sensibilidad a ciertos productos. La irritación de tu bebé podría ser una consecuencia del roce del pañal contra su piel, sobre todo si es muy sensible a las fragancias y otros productos químicos utilizados en los pañales desechables, o al detergente usado para lavar los pañales de tela. También podría ser que los polvos o loción que le estés aplicando al cambiarle el pañal estén irritando su delicada piel.

Cambios en la dieta. No es raro que los bebés empiecen a tener dermatitis de pañal cuando empiezan a comer alimentos solidos o cuando incluimos nuevas comidas en su dieta. Cualquier alimento diferente cambia la composición de las deposiciones del bebé, al igual que también puede aumentar la frecuencia de éstas. Si le estás dando el pecho, la reacción en la piel de tu bebé incluso podría resultar de algo que tú has comido.

Infección. Por debajo del pañal la piel permanece cálida y húmeda, que es como más les gusta a las bacterias y a los hongos. Por eso es fácil que se desarrolle una infección por hongos o bacterias que dé lugar a la irritación de pañal, sobre todo entre los pliegues de la piel del bebé.

Además, si el bebé está tomando antibioticos (o si los estás tomando tú y le estás dando pecho) es posible que desarrolle una infección por hongos, ya que los antibióticos no sólo destruyen a las bacterias nocivas sino también a las que cumplen la función de controlar a la población de hongos. Los antibióticos también pueden causar diarrea, que también puede provocar irritación.

El afta es una clase de infección por hongos que suele salir en la boca del bebé y alrededor de los pezones de la madre. Algunos bebés que tienen afta oral pueden desarrollar una infección por hongos también en el área del pañal.

¿Es necesario llevar al bebé al doctor por una dermatitis de pañal?

Probablemente no. Con un poco de cuidado y dedicación, la mayoría de los casos de dermatitis de pañal se solucionan en tres o cuatro días sin la ayuda del doctor.

Sí debes llamar al doctor si la piel parece haberse infectado (tiene ampollas, granitos de pus, áreas con secreción amarillenta, o heridas abiertas). Es posible que el pediatra o neonatalogo le recete un antibiótico oral.

Si la irritación ha sido causada por una infección de hongos, probablemente te recete una crema contra los hongos que se aplicará sobre la zona afectada. También debes llamar al doctor si el bebé empieza a tener fiebre o si la irritación no desaparece tras varios días de tratamientos caseros.

¿Cuál es el mejor tratamiento para la dermatitis de pañal?

Mantén al bebé limpio y seco cambiándole a menudo el pañal. Tal vez hasta tengas que despertarlo en medio de la noche para hacerlo.

Enjuaga bien el área genital y las nalguitas cada vez que le cambies el pañal. A algunos padres les gusta tener a la mano bolitas de algodón y una botellita de agua templada (puedes mantenerla en un recipiente térmico) para rociar y limpiar delicadamente al bebé. Sécale la piel aplicándole la toalla con suavidad y sin frotar.

Si usas una crema protectora después de cada cambio de pañal — de esas que forman una capa impermeable sobre la piel —, ayudarás a proteger la piel irritada del bebé contra sus deposiciones y orina. Hay varias cremas buenas a la venta, incluyendo los ungüentos o pomadas a base de petrolato y de óxido blanco de zinc, el cual es más pastoso y muy eficaz para proteger pieles muy delicadas.

Al ponerle el pañal, déjaselo un poco flojo, o usa una talla un poco mayor para que circule más el aire. Si usas pañales de tela, no le pongas cubiertas de plástico. Si compras pañales desechables, prueba una marca diferente para ver si el cambio ayuda.

Si hace buen tiempo y tu bebé puede jugar afuera o en una habitación con un piso fácil de limpiar, déjalo sin pañal (y sin crema protectora) tanto tiempo como sea posible todos los días. El contacto con el aire acelera la cura.

Asimismo, plantéate dejarlo dormir sin pañales siempre que tenga la piel de sus nalguitas muy irritada. Cubre el colchón con un protector impermeable bajo la sábana.

¿Cómo se puede prevenir la dermatitis de pañal?

Las siguientes medidas funcionan muy bien:

1.Lo mejor que puedes hacer para prevenir la irritación es mantener el área genital y las nalguitas del bebé lo más secas posibles, o sea que cámbiale el pañal tan pronto como notes que lo tiene mojado o sucio.

2.Limpia cuidadosamente el área genital cada vez que lo cambies. Sécale la piel delicadamente con un pañito o toalla, y nunca se la frotes.

3.Si el pequeño parece tener una propensión a la dermatitis de pañal, úntale una capa fina de crema o pomada protectora cada vez que lo cambies. Hay varias buenas cremas protectoras a la venta, incluyendo los ungüentos o pomadas a base de petrolato y de óxido blanco de zinc (el cual es más pastoso y muy eficaz para proteger pieles muy sensibles). Puedes usar petrolato puro (vaselina) como crema protectora, pero tiene el inconveniente de que se quita fácilmente con la fricción del pañal.

Evita los polvos de talco, ya que el bebé puede aspirarlos y son dañinos para sus pulmones. Si te gusta usar polvos, elige unos que estén hechos a base de almidón de maíz (maicena). Échalos primero en tu mano — lejos de la carita del bebé — y nunca directamente sobre su cuerpo o cerca de él para que no los respire, y mantén el recipiente siempre fuera de su alcance. Siempre que le cambies el pañal, limpia bien los polvos que se hayan acumulado entre los pliegues de la piel del bebé.

4.Cuando llegue la hora de incluir alimentos solidos en su dieta, añádeselos de uno a uno. Si esperas un par de días para probar un nuevo alimento, será más fácil determinar si ese alimento le está causando la irritación, y eliminarlo de su dieta.

5.No le pongas el pañal tan ajustado que no permita que circule el aire. La ropa suelta ventilará mejor toda la piel bajo el pañal. Por el mismo motivo, evita también los cobertores de plástico y otros materiales impermeables.

6.Dale el pecho a tu bebé tanto tiempo como sea posible. Tu leche aumentará su resistencia a las infecciones en general, reduciendo la posibilidad de que necesite antibioticos, los cuales pueden provocar la irritación de pañal.

7.Si llevas a tu bebé a una guardería, asegúrate de que las personas que lo cuiden comprendan la importancia de seguir estas recomendaciones para prevenir la dermatitis de pañal.
  • Lo mejor que puedes hacer para prevenir la irritación es mantener el área genital y las nalguitas del bebé lo más secas posibles, o sea que cámbiale el pañal tan pronto como notes que lo tiene mojado o sucio.

  • Limpia cuidadosamente el área genital cada vez que lo cambies. Sécale la piel delicadamente con un pañito o toalla, y nunca se la frotes.

  • Si el pequeño parece tener una propensión a la dermatitis de pañal, úntale una capa fina de crema o pomada protectora cada vez que lo cambies. Hay varias buenas cremas protectoras a la venta, incluyendo los ungüentos o pomadas a base de petrolato y de óxido blanco de zinc (el cual es más pastoso y muy eficaz para proteger pieles muy sensibles). Puedes usar petrolato puro (vaselina) como crema protectora, pero tiene el inconveniente de que se quita fácilmente con la fricción del pañal.

    Evita los polvos de talco, ya que el bebé puede aspirarlos y son dañinos para sus pulmones. Si te gusta usar polvos, elige unos que estén hechos a base de almidón de maíz (maicena). Échalos primero en tu mano — lejos de la carita del bebé — y nunca directamente sobre su cuerpo o cerca de él para que no los respire, y mantén el recipiente siempre fuera de su alcance. Siempre que le cambies el pañal, limpia bien los polvos que se hayan acumulado entre los pliegues de la piel del bebé.

  • Cuando llegue la hora de incluir alimentos sólidos en su dieta, añádeselos de uno a uno. Si esperas un par de días para probar un nuevo alimento, será más fácil determinar si ese alimento le está causando la irritación, y eliminarlo de su dieta.

  • No le pongas el pañal tan ajustado que no permita que circule el aire. La ropa suelta ventilará mejor toda la piel bajo el pañal. Por el mismo motivo, evita también los cobertores de plástico y otros materiales impermeables.

  • Si usas pañales de tela, no los laves con detergentes que contengan fragancias ni uses suavizantes: ambos pueden irritarle la piel. Lava los pañales en agua caliente y enjuágalos dos veces. Puedes también agregar media taza de vinagre al agua del primer aclarado para eliminar los residuos de productos alcalinos irritantes.

  • Dale el pecho a tu bebé tanto tiempo como sea posible. Tu leche aumentará su resistencia a las infecciones en general, reduciendo la posibilidad de que necesite antibióticos, los cuales pueden provocar la irritación de pañal.

  • Si llevas a tu bebé a una guardería, asegúrate de que las personas que lo cuiden comprendan la importancia de seguir estas recomendaciones para prevenir la dermatitis de pañal.
  • Lo mejor que puedes hacer para prevenir la irritación es mantener el área genital y las nalguitas del bebé lo más secas posibles, o sea que cámbiale el pañal tan pronto como notes que lo tiene mojado o sucio.

  • Limpia cuidadosamente el área genital cada vez que lo cambies. Sécale la piel delicadamente con un pañito o toalla, y nunca se la frotes.

  • Si el pequeño parece tener una propensión a la dermatitis de pañal, úntale una capa fina de crema o pomada protectora cada vez que lo cambies. Hay varias buenas cremas protectoras a la venta, incluyendo los ungüentos o pomadas a base de petrolato y de óxido blanco de zinc (el cual es más pastoso y muy eficaz para proteger pieles muy sensibles). Puedes usar petrolato puro (vaselina) como crema protectora, pero tiene el inconveniente de que se quita fácilmente con la fricción del pañal.

    Evita los polvos de talco, ya que el bebé puede aspirarlos y son dañinos para sus pulmones. Si te gusta usar polvos, elige unos que estén hechos a base de almidón de maíz (maicena). Échalos primero en tu mano — lejos de la carita del bebé — y nunca directamente sobre su cuerpo o cerca de él para que no los respire, y mantén el recipiente siempre fuera de su alcance. Siempre que le cambies el pañal, limpia bien los polvos que se hayan acumulado entre los pliegues de la piel del bebé.

  • Cuando llegue la hora de incluir alimentos sólidos en su dieta, añádeselos de uno a uno. Si esperas un par de días para probar un nuevo alimento, será más fácil determinar si ese alimento le está causando la irritación, y eliminarlo de su dieta.

  • No le pongas el pañal tan ajustado que no permita que circule el aire. La ropa suelta ventilará mejor toda la piel bajo el pañal. Por el mismo motivo, evita también los cobertores de plástico y otros materiales impermeables.

  • Si usas pañales de tela, no los laves con detergentes que contengan fragancias ni uses suavizantes: ambos pueden irritarle la piel. Lava los pañales en agua caliente y enjuágalos dos veces. Puedes también agregar media taza de vinagre al agua del primer aclarado para eliminar los residuos de productos alcalinos irritantes.

  • Dale el pecho a tu bebé tanto tiempo como sea posible. Tu leche aumentará su resistencia a las infecciones en general, reduciendo la posibilidad de que necesite antibióticos, los cuales pueden provocar la irritación de pañal.

  • Si llevas a tu bebé a una guardería, asegúrate de que las personas que lo cuiden comprendan la importancia de seguir estas recomendaciones para prevenir la dermatitis de pañal.
  • Cómo cuidar los genitales de tu bebé

    ¿Cómo debería cuidar el pene de mi bebé?

    En el caso de los bebés varoncitos, es mejor evitar los baños de burbujas, ya que pueden resecar e irritar el tejido del pene. Y cuando bañes a tu bebé, no es necesario que retires el prepucio (la piel de la punta). En realidad, no podrás moverlo bien durante varios meses o incluso años: el prepucio necesita mucho tiempo para separarse del pene. Incluso cuando el prepucio se haya separado y pueda retirarse sin problema, no hay que moverlo. Podrías hacerle más daño que otra cosa si interfieres con su mecanismo de autolimpieza.

    Si tu bebé ha sido circuncidado, todo lo que tendrás que hacer es lavar su pene con agua y jabón como parte de un baño normal. Durante los primeros días después de la circuncisión, el pene posiblemente se vea bastante rojo y notes una secreción amarillenta. Esto no es motivo de alarma: ambas cosas indican que el pene está cicatrizando normalmente. Si bien la zona de la circuncisión raramente se infecta, los signos de infección incluyen: color rojizo persistente, inflamación en la punta del pene y llagas amarillas con costra que contienen líquido. Si observas alguno de estos signos, llama de inmediato al médico.

    ¿Cómo debería cuidar el área vaginal de mi recién nacida?

    Con un pañito húmedo, limpia el área genital de adelante hacia atrás para evitar que pasen bacterias del ano a la vagina. Esto ayudará a prevenir las infecciones urinarias en tu pequeña.

    Seguramente notes que sus genitales están hinchados y rojos, o que tu bebita tiene un flujo transparente, blanco o un poquito sanguinolento: todo esto es normal durante las primeras semanas y proviene de la exposición a las hormonas maternas durante el embarazo. Sin embargo, si estos síntomas persisten después de las primeras seis semanas, coméntaselo al médico.

    Cómo cuidar de las encías y los dientes emergentes de tu bebé


    ¿Debo empezar a limpiarle las encías a mi bebé, incluso antes de que le salgan los dientes?

    Sí. Incluso antes de que asome el primer dientito de tu bebé, es buena idea iniciar el hábito de limpiarle las encías con gasa o con una toallita suave mojada durante su baño. Todavía no necesitas usar pasta dental. Simplemente coloca la gasa o la toallita alrededor de tu dedo pulgar y frota suavemente las encías de tu bebé.

    Las bacterias que hay en la boca por lo general no pueden dañar las encías antes de que salgan los dientes, pero podría ser difícil saber cuándo empezarán a surgir, así que es bueno empezar temprano. Acostumbrar a tu bebé a que le limpien la boca como parte de su rutina diaria seguramente facilitará la transición a lavarse los dientes más adelante.

    ¿Cuál es la mejor forma de cepillarle los dientes a mi bebé cuando le empiecen a salir?

    Al empezar a aparecer los dientes de tu bebé (por lo general alrededor de los 6 meses), busca un cepillo dental especial para bebés con una cabeza pequeña y un mango grande apropiado para tu mano. (Si tu bebé está sano y aún no le ha salido su primer diente hacia el final de su primer año, no te preocupes: a algunos niños no les empiezan a salir hasta los 15 o los 18 meses.)

    Siempre y cuando le estés lavando los dientes a tu bebé con regularidad, todavía no necesitas usar pasta dental. Sólo cepíllale los dientitos con suavidad, tanto la parte de enfrente como la de atrás, dos veces al día. También cepíllale la lengua (si te deja) para eliminar las bacterias que pueden causar mal aliento. Una pasada rápida con el cepillo es suficiente. Usa un cepillo de dientes nuevo en cuanto las cerdas empiecen a verse gastadas o en malas condiciones.

    ¿Cuándo necesita fluoruro mi bebé y cómo puedo saber si es la cantidad adecuada?

    Los dientes en desarrollo de tu bebé podrían beneficiarse de un poco de fluoruro. Este mineral ayuda a prevenir la caries dental fortaleciendo el esmalte de los dientes y haciéndolo más resistente a los ácidos y a las bacterias, que son perjudiciales. En los Estados Unidos, el abastecimiento de agua municipal en la mayoría de los pueblos y ciudades está fortificada con fluoruro (puedes llamar a tu compañía de agua local para averiguar acerca de la tuya). Los proveedores de agua embotellada también pueden darte información acerca del contenido de fluoruro en su agua.

    Si obtienes tu agua de un pozo, considera comprar en tu departamento de salud, en una ferretería o una farmacia, un estuche especial para hacerle una prueba al agua. Si los resultados muestran un contenido de fluoruro de menos de .3 partes por millón, pregúntale al pediatra si debes darle a tu bebé un suplemento de fluoruro (la cantidad recomendada para niños de menos de 3 años es de .25 miligramos diarios). Es posible que le recete fluoruro en gotas que podrías agregar al biberón o al cereal de tu bebé una vez al día. La Academia Estadounidense de Pediatría no recomienda suplementos de fluoruro para bebés menores de 6 meses de edad.

    Si vives en una zona donde se añade fluoruro al agua, tu hijo no obtendrá fluoruro de tu leche, pero sí del agua que usas para preparar su fórmula si esa agua contiene fluoruro. El agua embotellada y los jugos de frutas podrían contener fluoruro, aunque la cantidad casi nunca aparece en la etiqueta.

    Un poco de fluoruro es bueno para los dientes de tu bebé, pero demasiado puede ocasionar una condición llamada flurosis, que hace aparecer manchas blancas en los dientes de adulto de tu hijo. La Academia Estadounidense de Odontología Pediátrica recomienda esperar hasta que tu hijo tenga 2 años para usar pasta dental con fluoruro, e incluso entonces sólo debes dejarlo usar una cantidad del tamaño de un chícharo (arveja, guisante) cada vez. Esto se debe a que los niños a menudo se tragan la pasta en vez de escupirla, y consumir demasiado fluoruro a larga puede ocasionar fluorosis.

    ¿Cuándo debo empezar a llevar a mi hijo al dentista?

    Existe controversia respecto a cuándo se debe llevar a los niños al dentista por primera vez.

    La Academia Estadounidense de Pediatría sugiere que lleves a tu pequeño a ver al dentista a los 3 años de edad, a menos que su pediatra vea algún problema que necesite atención antes de eso o considere que tu bebé corre el riesgo de desarrollar problemas dentales. (Los factores de riesgo incluyen una historia familiar de caries e higiene dental deficiente cuando estabas embarazada). Si el doctor piensa que tu bebé corre ese riesgo, te recomendará que lleves a tu bebé al dentista seis meses después de que le haya salido el primer diente o cuando tenga un año de edad, lo que ocurra primero. Durante las visitas de rutina de tu bebé al pediatra, éste debe ver si le están saliendo los dientes de manera normal. También debe hacerte preguntas sobre la dieta y la higiene dental de tu bebé, y podría recomendarte que le des fluoruro.

    Sin embargo, La Academia Estadounidense de Odontología Pediátrica y la Academia Dental Estadounidense recomiendan que lleves a tu bebé a ver a un dentista entre los 6 y los 12 meses de edad. Señalan que las caries en los dientes de leche no han disminuido en los últimos 30 años en los Estados Unidos como lo han hecho en los dientes permanentes, y que aproximadamente un 40% de los niños tienen caries dentales antes de los 5 años de edad. Un examen dental temprano podría tratar un problema que tal vez el pediatra no note o no pueda diagnosticar. Y dichas academias sostienen que establecer una relación temprana con un dentista proporciona a las familias una fuente de importante información dental, así como de atención odontológica de rutina y de emergencia

    Canciones de Cuna


    Cantar a tu bebé es una forma única de comunicarte con él, relajarlo (y relajarte tú también al cantar). Te ofrecemos canciones tradicionales en español para que se las cantes a tu pequeñín. Muchas de las canciones de cuna de origen latino tienen motivos religiosos y sobre todo católicos. Puedes elegir las que se adapten a tu entorno y a tus valores, pero recuerda que los bebés sólo escuchan la música y no comprenden lo que dice la letra. Al año o dos de edad es cuando ya empiezan a imitar lo que cantas e incluso cantan contigo.

    Duerme, duerme negrito

    Duerme, duerme, negrito,
    que tu mama está en el campo,
    negrito.
    Duerme, duerme, negrito,
    que tu mama está en el campo,
    negrito.

    Te va a traer codornices para ti,
    te va a traer mucha cosa para ti,
    te va a traer carne de cerdo para ti,
    te va a traer mucha cosa para ti.
    Y si negro no se duerme
    viene diablo blanco
    y ¡zas!
    le come la patita.

    Duerme, duerme, negrito,
    que tu mama está en el campo,
    negrito.

    Trabajando, trabajando duramente,
    trabajando sí,
    trabajando y no le pagan,
    trabajando sí,
    trabajando y va tosiendo,
    trabajando sí,
    trabajando y va de luto,
    trabajando sí,
    pa'l negrito chiquitito,
    trabajando sí,
    no le pagan sí,
    duramente sí,
    va tosiendo sí,
    va de luto sí.

    Duerme, duerme, negrito,
    que tu mama está en el campo,
    negrito.

    Hay versiones modernas de esta canción, por Víctor Jara y Mercedes Sosa. Es una melódica canción de cuna que sirve para que el niño se calme antes de dormir. Cuando son bebés, la letra no es tan relevante como la música, sobre todo porque la letra de la mayoría de las nanas o canciones de cuna tienen su origen en el folclore de la gente del campo. Esto no se ajusta a la realidad cotidiana de muchas mamás modernas, pero sirve para comunicar a los pequeños su legado cultural familiar.

    Arrorró mi niño

    Arrorró mi niño,
    arrorró mi sol,
    arrorró pedazo,
    de mi corazón.

    Este niño lindo
    ya quiere dormir;
    háganle la cuna
    de rosa y jazmín.

    Háganle la cama
    en el toronjil,
    y en la cabecera
    pónganle un jazmín
    que con su fragancia
    me lo haga dormir.

    Arrorró mi niño,
    arrorró mi sol,
    arrorró pedazo,
    de mi corazón.

    Esta leche linda
    que le traigo aquí,
    es para este niño
    que se va a dormir.

    Arrorró mi niño,
    arrorró mi sol,
    arrorró pedazo,
    de mi corazón.

    Este lindo niño
    se quiere dormir...
    cierra los ojitos
    y los vuelve a abrir.

    Arrorró mi niño,
    arrorró mi sol,
    duérmase pedazo,
    de mi corazón.

    Existen muchas variantes de esta canción, e incluso canciones diferentes con el mismo o parecido título. Algunas comparten melodía y otras no. Lo importante es que cuando cantes a tu bebé, lo hagas en tono suave, y arrullándolo. También puedes cantar a tu bebé cuando está en su cuna, para que se acostumbre a escuchar tu voz y se sienta tranquilo incluso cuando no tienes contacto físico con él. Así aprenderá a dormirse por su cuenta.

    Duérmete niño

    Duérmete niño,
    duérmete ya,
    que si no vendrá el coco
    y te comerá.

    Se trata de una de las canciones de cuna más populares de todos los tiempos. Hoy día en algunos foros se cuestiona la mención del “coco” en la letra, porque podría asustar al pequeño. En realidad, estas canciones se suelen cantar al bebé cuando es demasiado chiquito como para comprender lo que significa. Casi todo el mundo conoce la melodía, y también se puede tararear. Su equivalente en inglés, Rock-a-bye-baby, es muy popular también.

    Otra versión moderna del Duérmete niño:

    Duérmete, niñito,
    que tengo que hacer;
    lavar tus pañales,
    ponerme a coser
    una camisa
    que te vas a poner
    el día de tu santo,
    Señor San Miguel.

    Se canta al mismo son que la versión anterior, y posiblemente tenga mejor acogida entre los papás y mamás de hoy.

    A la nanita, nanita

    A la nanita nana nanita ella, nanita ella
    Mi niña tiene sueño bendito sea, bendito sea
    (repetir)

    Fuentecita que corre clara y sonora
    Ruiseñor que en la selva cantando llora
    Calla mientras la cuna se balancea
    A la nanita nana, nanita ella

    A la nanita nana nanita ella, nanita ella
    Mi niña tiene sueño bendito sea, bendito sea

    Fuentecita que corre clara y sonora
    Ruiseñor que en la selva cantando llora
    Calla mientras la cuna se balancea
    A la nanita nana, nanita ella

    Esta canción la ha popularizado el popular grupo juvenil Cheetah Girls, y se puede encontrar en versión moderna en CDs y cancioneros infantiles actuales. Es una canción melódica y suave que ayudará al pequeño a tranquilizarse. Algunas mamás, además de cantar a sus pequeños, también usan grabaciones de las nanas para calmar a su bebé.

    Din dan, din don dan

    Din dan, din don dan,
    campanitas sonarán.

    Din dan, din don dan,
    que a los niños dormirán

    Dindilín dandalán dandalán dan,
    las estrellas brillarán.

    Cierra los ojos y duérmete ya,
    porque la noche muy pronto vendrá.
    Dan, dan, dan.

    Se trata de una popular canción de cuna mexicana de letra sencilla. Si aprendes dos o tres canciones de cuna de memoria, podrás cantarlas a tu pequeño noche tras noche. A los bebés les gusta la repetición porque les confiere una sensación de seguridad y de familiaridad. No temas aburrir a tu hijo. Lo peor que le puede pasar, es ¡que se duerma!

    Canción del niño que se acuesta

    Levanta, José,
    y enciende la vela
    y mira quién anda
    por la cabecera.

    Los ángeles son
    que van en carrera
    y encuentran un niño
    vestido de seda.

    ¿De quién es este niño?
    De María es.

    ¿Dónde está María?
    Hablando con San Juan.

    ¿Dónde está San Juan?
    Hablando con San Pedro

    ¿Dónde está San Pedro?
    Abriendo y cerrando
    las puertas del cielo.

    Cómo mantenerte en tu sano juicio

    Un bebé inconsolable es un reto duro para cualquier padre. Te pueden dar ganas de llorar a ti también. Adelante. Y recuerda:

    No es culpa tuya.

    Cuando tu bebé rechace tus intentos de consolarle o parezca enojado contigo, recuerda que es demasiado pequeño para entender el concepto de culpa. Y aunque puedes hacer muchas cosas para tratar de calmarlo, el hecho de que tenga cólico no tiene nada que ver con tus habilidades como madre.

    No lo puedes hacer sola.

    Comparte el cuidado del bebé con tu pareja. Pídele a un familiar o a un amigo que te sustituya de vez en cuando, para que tú puedas dar un paseo tranquilo o refrescarte con una ducha.

    Si notas que te estás enojando o estás resentida con tu bebé, respira hondo y mételo en su cuna. Después llama a un familiar o amigo para que venga a cuidarlo un rato mientras tú te calmas.

    Si no puedes llamar a nadie para que venga a ayudarte, contacta una línea de ayuda a padres local. La gente que contestaba estas llamadas tiene mucha experiencia y sabrá como ayudarte.

    Estás ayudando a tu bebé, aunque siga llorando.

    Quizás no puedas conseguir que tu bebé deje de llorar. De hecho, puede ser que lo que necesite justamente sea llorar, y lo mejor que puedes hacer es respetarlo y aceptarlo. Continúa cargándolo, meciéndolo y mostrándole tu amor, y déjalo que llore con la tranquilidad y la seguridad de saber que es muy querido.

    21 estrategias para calmar a un bebé que padece de cólicos

    Puede llevarte un tiempo descubrir la mejor forma de calmar a tu bebé, porque lo que funciona con un niño no funciona con otro. Pero hay algunas estrategias que te serán útiles. Unas te funcionarán mejor si tu bebé tiene problemas digestivos, y las otras son más efectivas si lo que necesita es relajarse y sentirse seguro.


    Revisa su biberón.

    Si alimentas a tu bebé con un biberón, es importante que te asegures de que el biberón que usa no está contribuyendo a que trague demasiado aire. Cuanto más aire trague mientras se alimenta, más probable es que tenga problemas estomacales.

    El agujero de la tetina no debe ser demasiado pequeño, porque esto podría frustrarle y hacerle tragar con más ansiedad, ni demasiado grande, porque el líquido podría bajar en cantidades excesivas.

    Algunos biberones están especialmente diseñados para reducir la toma de aire. Unos tienen una forma curvada, mientras que otros tienen unos filtros o forros interiores, que previenen la formación de burbujas de aire en el líquido y hacen que la tetina no se colapse.

    Mantén a tu bebé erguido mientras lo alimentas.

    Trata de mantener a tu bebé más derechito cuando lo alimentes para que la fórmula o la leche materna bajen más directamente a su pancita. Si está acurrucado o doblado hacia delante, hay más posibilidades de que se cuele algo de aire junto a la leche.

    Elimina las comidas ansiosas.

    Dale de comer a tu bebé antes de que tenga mucha hambre. Si está llorando a gritos porque está muy hambriento, es más probable que trague aire junto con la leche. Trata de darle de comer en un ambiente tranquilo: baja las luces, pon música relajada y pídele a sus hermanos que no hagan mucho ruido (la esperanza es lo último que se pierde).

    Hazle eructar a menudo.

    Los eructos eliminan las burbujas de aire que están atrapadas en la pancita de tu bebé. No esperes hasta que haya terminado de comer para sacarle el aire. Trata de hacerlo eructar cuando cambies de pecho si lo estás amamantando, o cada pocos minutos si lo alimentas con biberón.

    Adapta tu dieta si estás amamantando.

    Si crees que tu bebé puede ser sensible a algo que tú comes y que pasa a tu leche, prueba a eliminar los productos lácteos (leche, queso, yogur) durante un par de semanas, que es el tiempo que tarda la proteína de la leche de vaca en desaparecer de tu leche.

    Si esto no te da resultado, puedes comprobar si las comidas picantes, los productos elaborados con trigo, las frutas secas, fresas, verduras tales como col o repollo, brócoli y coliflor, ajo, cafeína y alcohol tienen algún efecto. Para detectar si alguno de estos alimentos está afectando a tu bebé, evítalos todos durante algunos días. Si tu bebé se pone mejor, reincorpora un alimento solamente y después de unos días incorpora otro. Si tu bebé empieza a mostrarse molesto nuevamente después de que empieces a comer un determinado alimento, habrás descubierto la causa del cólico. Este proceso puede llevar algún tiempo, pero si elimina los episodios de llanto prolongado de tu bebé, merece la pena.

    Pregunta si puedes cambiar la fórmula.

    La leche de fórmula no suele causar cólico, pero si tu bebé lo padece, vale la pena probar con un cambio de marca. Pregúntale a tu doctor si puedes usar una fórmula que no contenga la proteína presente en la leche de vaca.

    Prepara un remedio natural.

    Los padres han tratado el cólico de sus bebés durante generaciones con remedios naturales como tés de hierbas suaves (especialmente, hinojo, eneldo, anís, menta, y manzanilla). Tienes que tener mucho cuidado con las dosis, así que consulta primero con un herborista de confianza y habla siempre con el doctor de tu bebé. Algunas mamás aseguran que cuando ellas beben estos tés, su bebé se mejora.

    Prueba un medicamento de venta sin receta.

    Muchos padres han tenido suerte dando a sus bebés gripe water(que es una agua medicinal preparada con hierbas y bicarbonato). O quizás quieras probar gotas contra los gases, si es que los gases son lo que están molestando a tu bebé. Asegúrate de comprar gotas específicamente preparadas para bebés y, como hay que hacer siempre, habla con tu doctor antes de usar cualquiera de estas dos cosas.

    Dale un masaje a tu bebé.

    Un masaje suave en la pancita puede ayudar a que salga el gas o, por lo menos, puede hacer que el estómago de su bebé y su estado de ánimo mejoren. También puedes poner a tu bebé boca abajo sobre tus rodillas y frotarle la espalda. A veces esto ayuda a relajar la presión excesiva que siente en el estómago.

    Usa una bolsa (tibia) de agua caliente.

    A algunos bebés les gusta la sensación de una bolsa de agua tibia sobre el estómago. Llena una bolsa de agua caliente con agua tibia y envuélvela en una toalla. Ponla sobre tu estómago y echa a tu bebé encima tuyo. Ten mucho cuidado de que el agua no esté demasiado caliente. Lo que a ti te parece tibio puede ser demasiado caliente para la sensible piel de un bebé.

    Haz ruido.

    A los bebés les gustan los sonidos que les recuerdan el rítmico latido de tu corazón y los ruidos que oían en tu vientre. A lo mejor tu bebé se siente mejor si pones su sillita cerca de la secadora en funcionamiento o metido en una mochila frontal mientras tú pasas la aspiradora. O quizás se calme si enciendes el extractor de aire de la cocina.

    Haz música.

    Cántale a tu bebé o pon un disco de canciones de cuna o de música suave. Incluso puedes encontrar discos que reproducen los relajantes sonidos de un útero materno. ¡Por otra parte, algunos padres dicen que sus bebés prefieren el rock!

    Muévelo.

    A los bebés les tranquiliza moverse suavemente, así que usa una mecedora, un columpio de bebé o un asiento vibrador. También le puede gustar pasear por la casa metido en una mochila frontal o una cangurera. Posiblemente prefiera estar bastante alto, cerca de tu pecho y del latido de tu corazón. Da suaves rebotes arriba y abajo en esta posición, mientras mantienes a tu bebé bien agarrado.

    Pasea en auto.
    Muchos padres cuentan que un paseo en auto, con su movimiento, ruido y vibración, es santo remedio para el cólico. Pon a tu bebé en su asiento del auto y sal a manejar para ver si el paseo alivia tu bebé.

    Prueba a cambiar de ambiente.

    Si estás adentro, sal a dar un paseo, sea con tu bebé en la carreola (cochecito), la cangurera o una mochila frontal. Ver, oler y oír cosas nuevas puede distraer a tu bebé y quizás se quede dormido. Por otro lado, si has estado toda la mañana afuera con tu bebé, quizás necesita un rato tranquilo en casa.

    ¡Silencio!

    Aunque a algunos bebés les reconforta el movimiento, el ruido y la actividad, otros necesitan menos estímulos y responden mejor al silencio, la quietud y la oscuridad.


    Baña a tu bebé.

    Un baño tibio en mitad de un episodio de cólico puede distraerlo y relajarlo. A algunos bebés les encanta que los sostengan bajo la ducha, con un chorro suave cayendo sobre su espalda. A tu bebé le puede tranquilizar el golpear rítmico del agua, además del sonido.


    Mantén una rutina.
    Es importante alimentar a tu bebé siempre que tiene hambre, pero aparte de esto, una rutina fija puede ser muy reconfortante para él: mantén los baños, paseos y siestas a horas regulares. Tu bebé no está pendiente del reloj, claro está, pero nota el ritmo de sus días.

    ¿Por qué hay que sacarle el aire a los bebés?

    ¿Qué significa que el bebé tiene "gases" o "aire"?

    Esto se refiere al aire que se acumula en el estómago del bebé, lo cual ocurre en gran parte mientras traga al alimentarse, pero también pasa cuando llora e incluso mientras respira. Este aire puede hacer que el bebé se sienta lleno antes de haber tomado suficiente leche, y también puede causarle mucha incomodidad.

    ¿Cómo sabré si el bebé ha tragado mucho aire?

    Hay bebés que tragan mucho aire al comer y necesitan eructar después de cada toma. A otros parece no afectarles este problema y casi nunca tienen aire. Es posible que tu bebé haya tragado demasiado aire si se resiste a aceptar el segundo pecho o si suelta el biberón y empieza a llorar. Tal vez notes una expresión de dolor en su carita, y puede que empiece a contraerse o retorcerse, sobre todo si tratas de acostarlo después de comer.

    ¿Los bebés que maman también tienen gases?

    Los bebés que maman suelen tener menos problemas de gas en el estómago que los bebés que se alimentan de biberón. Esto se debe a que ellos mismos logran controlar el flujo de la leche del pecho y chupar más lentamente, tragando menos aire con la leche. Otro motivo es que suelen comer menos cantidad, más frecuentemente, y se les puede alimentar en una posición más vertical, y estas dos cosas reducen la cantidad de aire que se tragan. Pero, aunque amamantes a tu bebé, es probable que tengas que hacerle eructar, sobre todo si come muy rápido o tu leche fluye con mucha rapidez.

    ¿Qué puedo hacer para que mi bebé trague menos aire al tomar el biberón?

    La manera como fluye la leche de un biberón puede hacer que el bebé ingiera aire entre una y otra tragada. Puedes ayudarle a tragar menos aire dándole el biberón en la posición más vertical posible y asegurándote de inclinarlo lo suficiente para que la leche cubra completamente la base de la mamila (tetina).

    ¿Cómo hago eructar a mi bebé?

    Si ves que el bebé está tragando rápidamente, no interrumpas su comida para hacerlo eructar. Probablemente llorará y tragará más aire aún. Aprovecha los intermedios naturales, cuando vayas a cambiar al bebé de un pecho al otro, o cuando él solito suelte la mamila del biberón. Cuando termine de comer, vuelve a sacarle el aire. Una de las maneras más eficaces de hacerlo es dándole palmaditas suaves en la espalda o frotándosela. (Recuerda que, junto con el aire es posible que el bebé saque también un poco de la leche, o sea que ten siempre a la mano una toallita o pañal de gasa para protegerte la ropa.) Hay tres posiciones que normalmente se usan para hacer eructar a los bebés. Pruébalas todas, ya que a cada bebé le funcionará una mejor que la otra.

    Sobre el hombro: Coloca al bebé sobre tu hombro sujetándolo con el brazo del mismo lado. En esta posición el bebé tendrá el cuerpo estirado y erguido, lo cual facilita que le salga el aire. Con la otra mano, dale leves palmaditas en la espalda o frótasela.

    Sentadito: Sienta al bebé en tu regazo con su cuerpecito inclinado hacia adelante y con la barbilla apoyada en tu mano y el cuerpo en tu brazo. Dale leves palmaditas con la otra mano o frótale la espalda.

    Boca abajo, en tu regazo: Siéntate y acuesta al bebé boca abajo sobre tus piernas. Sujétalo firmemente con una mano y frótale o dale palmaditas en la espalda con la otra.

    ¿Por qué a algunos bebés les cuesta más eructar que a otros?

    Si al cabo de unos minutos tu pequeño aún no ha eructado, eso probablemente significa que no necesita hacerlo. Sin embargo, a algunos bebés les cuesta mucho eructar y se ponen muy incómodos, lo cual significa que debes ser persistente. Tal vez, debido a la inmadurez de su sistema digestivo, el aire siga su curso hacia los intestinos, dificultando que suba. Puede que tengas que aumentar la intensidad de las palmaditas y probar varias posiciones hasta que escuches un buen eructo. Asimismo, hay bebés que aparentemente sólo liberan el aire a través del hipo.

    ¿No es bueno darle agua de anís u otra medicina?

    Si el bebé padece de mucho aire o gases, tu médico podría recomendarte alguna medicina especial, que también sirva para tratar los cólicos. Algunas de estas medicinas tienen un efecto "antiespuma", y funcionan haciendo que el gas salga en burbujas más grandes en lugar de en muchas burbujas pequeñitas, las cuales pueden quedar atrapadas en el estómago.

    El agua de anís y otras infusiones son remedios caseros antiguos y, supuestamente, ayudan a eliminar los gases. El problema es que hasta los seis meses de edad no se recomienda darle ninguna otra clase de líquidos al bebé, ya que, además de poder hacerle daño, éstos ocupan el lugar de la leche que necesitan para estar bien nutridos y desarrollarse.

    Acuérdate que, a medida que el bebé vaya creciendo y se empiece a mover más, encontrará una posición cómoda y eructará por sí solo.

    Dentición

    La dentición

    Los dientes de un bebé no aparecen de la noche a la mañana. La transición desde una linda sonrisa desdentada a otra llena de dientecitos relucientes es un proceso que lleva hasta tres años. Cuanda le salga el primer dientecito a tu pequeño celébralo, hazle fotos y anota la fecha en el diario de tu bebé.

    Para cuando el niño cumpla 3 años tendrá una hermosa dentadura lista para ser cepillada (éste es un paso esencial en el camino al cuidado personal. Sin embargo, como todavía no sabrá hacerlo bien, tendrás que echarle una mano hasta, aproximadamente, los 6 años).

    Cuándo comienza

    El viaje se inicia en el utero. Mientras estabas embarazada el bebé desarrolló la base de lo que serán sus dientes de leche, aunque éstos están todavía metidos en las encías. Sólo uno de cada 2.000 bebés nace con dientes. A la mayoría le empiezan a salir entre los 4 y 7 meses de edad.

    Si la dentición de tu bebé es precoz, puede que veas su primer dientecito (normalmente uno de los dientes del medio de la mandíbula inferior) a los 3 meses. Y si es un poco tardía, quizás tengas que esperar un año o más. Los últimos dientes en aparecer (los segundos molares, que se encuentran al fondo de la boca, arriba y abajo) normalmente empiezan a salir para el segundo cumpleaños del bebé. Un año más tarde, el niño debería ya tener el juego completo de 20 dientes de leche perfectamente instalado.

    Cómo se desarrolla

    Hay bebés que pasan por este proceso sin ningún problema, pero hay otros muchos a los que les cuesta bastante y sufren muchas molestias. Entre los síntomas que puede tener tu bebé están;

    • Babeo de saliva (puede provocar irritación facial)

    • Inflamación y dolor en las encías

    • Irritabilidad, incomodidad

    • Ganas de morder

    • No querer comer

    • Problemas para dormir

    Los expertos debaten si ciertas afecciones, como la diarrea, la fiebre, la congestión, las irritaciones de la piel y los vómitos pueden ser causadas por la dentición. Una regla que aconsejamos seguir es la siguiente: si notas síntomas preocupantes en tu bebé, no lo achaques sin más a los dientes. Habla con tu médico para descartar cualquier otra causa que pueda necesitar atención.

    A la mayoría de los bebés les salen los dientes en el siguiente orden: primero, los dos de delante en la mandíbula inferior, luego los dos de arriba y, posteriormente, a los lados y atrás.

    Qué viene después

    Los dientes de leche no se caen hasta que están listos para salir los dientes permanentes. Esto sucede hacia los 6 años.

    Cuándo preocuparse

    Si para el final del primer año todavía no hay rastro de los dientes, habla con el médico en la revisión de los 12 meses. (Los bebés prematuros pueden llevar retraso a la hora de sacar los dientes).

    Si tu bebé tiene todos los síntomas de haber empezado la dentición — muchas babas, encías hinchadas — pero también parece estar sufriendo dolores intensos (si llora sin parar), llama al médico. La dentición no debería ser un vía crucis para el bebé.



    Once razones por las cuales lloran los bebés y consejos para calmarlos.

    Los bebés lloran. No hay forma de evitarlo. Así comunican que tienen hambre, les duele algo, o necesitan dormir entre otras cosas.

    ¿Cómo pueden los papás interpretar lo que quiere decirles su bebé con sus llantos?

    Puede resultarte difícil al comienzo, pero gran parte de la crianza de los hijos se basa en probar y equivocarse, y pronto aprenderás a adivinar sus necesidades, leer sus señales de aviso y secar sus lágrimas.

    Incluimos las razones más comunes por las que lloran los bebés. Si tu pequeño está llorando, consulta la siguiente lista. Seguramente encontrarás algo que lo alivie.

    1. Hambre

    Una vez que aprendas a reconocer las señales de que tu bebé tiene hambre lograrás darle de comer antes de que comience a llorar. Algunas de ellas incluyen: está inquieto, hace chasquidos con los labios, vuelve la cabeza hacia tu mano cuando le tocas la mejilla, y se lleva las manitas a la boca.

    2. Tiene el pañal sucio

    Algunos bebés te lo comunican enseguida cuando necesitan que les cambien el pañal. Otros pueden tolerar un pañal sucio durante bastante rato. De cualquier forma, esto es fácil de observar y sencillo de solucionar.

    3. Necesita dormir

    ¡Qué suerte tienen los bebés! Cuando están cansados, pueden simplemente echarse a dormir, donde sea y cuando sea. O, por lo menos, eso es lo que creen los adultos.

    En realidad, no es tan fácil como parece. En lugar de quedarse dormidos, los bebés pueden ponerse irritables y llorar, especialmente si están demasiado cansados.

    Poner a tu bebé a dormir en cuanto bosteza por primera vez en lugar de esperar hasta que el cansancio lo altere puede ayudar.

    4. Quiere que lo tengas en brazos

    Los bebés necesitan muchos cariños. Les gusta ver las caras de sus padres, escuchar sus voces y sentir los latidos de su corazón, y pueden incluso detectar su olor particular. Llorar puede ser su forma de pedir que lo cargues en brazos.

    Quizás te preguntes si lo estás "malcriando" teniéndolo en tus brazos tanto tiempo, pero durante los primeros meses de vida no lo vas a malcriar. Para darles a tus brazos un poco de descanso, puedes llevarlo en una mochila delantera portabebès o en un rebozo.

    5. Problemas de estómago (gas, cólico y más)

    Los problemas de estómago asociados con gas y cólicos pueden causar muchos ataques de llanto. De hecho, la condición conocida como colico se define como llanto inconsolable al menos tres horas al día y tres días a la semana, y por lo menos tres semanas seguidas.

    Si tu bebé se pone irritable y llora a menudo justo después de comer, quizás tenga dolor de estómago. Muchos padres aseguran que las gotas antigases que se pueden comprar sin receta o un agua medicinal preparada con hierbas y bicarbonato de sodio (conocida en EE.UU. como gripe water) son mano de santo. Pero consulta con tu doctor antes de darle a tu bebé cualquier remedio.

    Incluso si tu bebé no tiene cólicos y nunca se ha puesto irritable después de comer, tener muchos gases ocasionalmente puede dejarlo hecho un mar de lágrimas. Si sospechas que esto es lo que le sucede, prueba algo sencillo para ayudarle a sacar el gas, como acostarlo sobre su espalda, sujetar sus pies y mover sus piernas en círculos como si estuviera pedaleando una bicicleta.

    6. Necesita eructar

    Si tu bebé llora después de comer, quizás necesite eructar.

    Los bebés tragan aire cuando lactan o beben de un biberón, y si no sacan el aire pueden sentirse incómodos. A algunos bebés les molesta muchísimo tener aire en el estómago, mientras que otros no parecen necesitar eructar demasiado.

    7. Tiene demasiado frío o demasiado calor

    Cuando tu bebé sienta frío, por ejemplo, cuando le quites la ropa para cambiarle el pañal, o le limpies el culito con una toalla húmeda, te expresará a través del llanto que se siente incómodo.

    A los recién nacidos les gusta estar abrigados y calentitos. Como regla general, necesitan tener una prenda de abrigo más que tú para sentirse cómodos. Es menos probable que se quejen de tener demasiado calor que de tener demasiado frío y tampoco llorará de manera tan enérgica.

    8. Algo pequeño

    Los bebés se pueden sentir incómodos por algo difícil de notar como un cabello enroscado con fuerza en un dedito del pie o de la mano que le corta la circulación. Ésta es una de las primeras cosas que comprueban los doctores cuando examinan a un bebé que llora sin motivo aparente. Y algunos bebés son muy sensibles a las etiquetas de la ropa o a telas rasposas, así que puedes cortarle a etiqueta o ponerle prendas suavecitas.

    9. Dentición

    La dentición puede ser dolorosa cuando cada dientecito empuja a través de las tiernas encías. Algunos bebés sufren más que otros, pero todos tenderán a estar irritables y a llorar en un momento dado.

    Si parece que a tu bebé le duele algo, pero no estás segura de qué es, pásale un dedo por las encías. Quizás te sorprenderás al descubrir el bultito duro de un diente de leche que está a punto de salir.

    El primer diente suele salir entre los 4 y los 7 meses, pero puede salir antes.

    10. Demasiada estimulación

    Si bien los bebés aprenden de la estimulación que ofrece el mundo que les rodea, a veces les puede resultar difícil procesarlo todo y pueden sentirse abrumados con tanta actividad: las luces, el ruido, que lo pasen de mano en mano. El llanto es su forma de expresar que "ya ha sido suficiente por hoy".

    Si tu bebé empieza a llorar desconsoladamente, llévalo a algún lugar tranquilo, y déjalo desahogarse un rato. Después haz alguna actividad tranquila para consolarlo, como acunarlo, o cantarle una canción de cuna.

    11. No se siente bien

    Si acabas de alimentar a tu bebé y de cerciorarte de que está cómodo, pero todavía sigue llorando, quizás es porque está a punto de caer enfermo. Tomale la temperatura para ver si tiene fiebre y observa si presenta algun otro signo de enfermedad.

    El llanto de un bebé enfermo suele ser distinto del llanto de un bebé que tiene hambre o está frustrado. Si el llanto de tu bebé suena como que "algo va mal", confía en tu instinto y llama al doctor.

    Qué hacer si tu bebé todavía sigue llorando

    Algunas veces es posible que no puedas entender qué le está ocurriendo a tu bebé.

    Los bebés tienen sus buenas razones para llorar, pero ni los padres más experimentados pueden leerles la mente, y los bebés no pueden expresar con palabras lo que les pasa.

    Por suerte puedes consolar a tu bebé incluso cuando no sabes qué le pasa.

    ¿Cómo lo sujeto? Posiciones y consejos para amamantar.

    Dar de mamar es uno de los actos más naturales de la vida, pero requiere práctica. El arte de sujetar y sostener a tu bebé en una posición cómoda exige coordinación y paciencia. Pero merece la pena el esfuerzo de buscar un método que les sirva a ti y a tu bebé. Después de todo, ustedes dos van a pasarse muchas horas lactando todos los días. Aquí te presentamos algunas de las posiciones más frecuentes y aconsejables, además de varias sugerencias para facilitar el acto de amamantar.

    Agarre de Cuna

    Esta posición clásica requiere que coloques la cabecita del bebé en el hueco de tu brazo. Siéntate en una silla que tenga unos brazos bien firmes o en una cama con muchas almohadas. Reposa tus pies en un taburete, en una mesita de café o sobre cualquier superficie elevada para evitar tener que inclinarte hacia el bebé. Ponlo en tu regazo (o sobre una almohada colocada en tu regazo) de modo que quede tumbado sobre un lado y con la cara, pancita y rodillas mirándote a ti. Luego coloca su brazo bajo el tuyo.

    Si le toca mamar de tu seno derecho, deja que su cabeza descanse en el hueco de tu brazo derecho. Extiende tu antebrazo y tu mano a lo largo de su espalda para sujetar su cuello, espina dorsal y colita. Ajusta sus rodillas contra tu cuerpo por encima o ligeramente debajo de tu seno izquierdo. Debería estar tumbado horizontalmente o en un suave ángulo.

    Óptima para: La posición de cuna normalmente funciona muy bien con bebés nacidos al término normal y por parto vaginal. Algunas madres dicen que este tipo de agarre dificulta el guiar la boquita del bebé hasta el pezón, así que posiblemente prefieras utilizarlo sólo a partir de que el bebé desarrolle y fortalezca los músculos del cuello (al mes, nor malmente). Las mujeres que han dado a luz por cesarea quizás sientan que la posición pone excesiva presión en su abdomen.

    Agarre Cruzado


    También se denomina agarre de cuna cruzada, aunque difiera del anterior en que la cabeza del bebé no queda apoyada en el hueco de tu brazo, sino que los brazos intercambian sus papeles. Si estás dando el pecho con tu seno derecho, utiliza la mano y brazo izquierdos para sujetar el bebé. Gira un poco su cuerpo para que su pecho y pancita queden directamente frente a ti. Coloca tu mano detrás de su cabeza, bajo sus oídos, y con tus dedos guía su cabecita hacia tu pezón.

    Óptima para : Est a posición puede ser idónea para los bebés e infantes que tienen problemas para acoplarse al pezón.

    Agarre de fútbol americano

    Como su propio nombre indica, en esta posición colocas al bebe bajo tu brazo (en el mismo lado en que le estás dando el pecho), como si agarraras una pelota de fútbol americano (rugby) o un bolso de mano. Primero, coloca al bebé a tu lado, bajo el brazo, de modo que mire hacia ti, con su naricita al mismo nivel que tu pezón y sus pies apuntando hacia tu espalda. Descansa tu brazo en una almohada colocada sobre tu regazo o justo a tu derecha y, con la mano, sujeta los hombros, cuello y cabeza de tu bebé. Con el agarre "C" (ver abajo en la sección de consejos) dirige su boca hacia tu pezón, la barbilla primero. Pero hazlo con cuidado — no lo empujes tanto hacia tu seno que se resista y acabe arqueando su cabeza contra tu mano —. Utiliza tu antebrazo para sujetarle la parte de arriba de la espalda.

    Óptima para: Esta puede ser una buena posición en caso de que hayas dado a luz por cesárea (así el bebé no tiene que apoyarse en tu estómago). Y si el bebé es muy chico o tiene problemas acoplándose al seno, este agarre te permite dirigir su cabecita hasta tu pezón. También es bueno para mujeres con senos grandes o pezones planos, así como para las mamás de gemelos

    Agarre en Posicion Reclinada

    Si quieres dar el pecho estando tumbada de lado pide a tu compañero que coloque varias almohadas detrás tuyo para que tu espalda quede bien apoyada. También puedes colocar una almohada bajo tu cabeza y hombros y otra entre tus rodillas dobladas. El objetivo es que tu espalda y tus caderas formen una línea recta. Ponte al bebé justo enfrente tuyo, acércatelo y reposa su cabecita sobre la mano de tu brazo inferior. También puedes reposar su cabeza en el brazo que queda junto a él y colocar tu otro brazo bajo tu cabeza para que no te estorbe. Si ves que el bebé tiene que estar más arriba y más cercano a tu seno, ponle una almohada o una cobija doblada debajo de la cabeza. Tu bebé no debería hacer ningún esfuerzo para alcanzar el pezón y tú tampoco tendrías que doblarte para hacerlo llegar hasta él.

    Óptima para: Dar el pecho estando tumbada puede ser una buena opción si te estás recuperando de una cesárea o de un parto difícil, si te resulta incómodo estar sentada o si le das el pecho en la cama, tanto de noche como de día.

    Consejos para todas las posiciones de lactancia

    Apoya bien tu cuerpo.
    Elige una silla o sillón cómodo que tenga brazos firmes y usa almohadas — muchas— para apoyar bien la espalda y los brazos. (La mayoría de los sofás no ofrecen un respaldo adecuado para sentarse y amamantar). Pon algunas almohadas también bajo los pies para evitar tener que inclinarte hacia tu bebé. Un taburete, una mesita de café o una pila de libros también pueden cumplir la misma función. Asimismo, puedes colocar una almohada o una manta plegada sobre tu regazo para no doblarte hacia adelante. Sea cual sea la posición que elijas, asegúrate de que acercas el bebé a tu pezón y no al contrario.

    Dale buen soporte a tus senos.
    Durante la lactancia, tus pechos van a ir aumentando de peso y de tamaño. Al dar el pecho, utiliza la mano que te queda libre para sujetarte el seno con un agarre "C" (cuatro dedos bajo el seno y el pulgar arriba). Otra posibilidad es lo que se denomina agarre "V" (el seno queda sujeto entre los dedos índice y medio). Nota: es importante mantener los dedos al menos dos pulgadas (5 cm.) detrás del pezón y la areola para que el bebé no los chupe.

    Dale buen soporte a tu bebé.
    Si tu pequeño se siente cómodo y seguro, mamará mucho más feliz y eficazmente. Utiliza tu brazo y tu mano, además de las almohadas o una cobija doblada para darle apoyo a la cabeza, cuello, espalda y caderas del bebé y mantenerlas rectas. También puedes "envolver" al bebe apretadito o colocarle con suavidad los bracitos a los lados para que succione más fácilmente.

    Varía tu rutina.
    Prueba hasta encontrar la postura en la que te encuentres más cómoda. Muchas mujeres descubren que el mejor método para evitar la congestión de los conductos de la leche es alternando las posiciones de lactancia. Como cada posición pone presión en diferentes partes de tu pezón, así también evitarás el dolor de pezones. Otro consejo; si en cada toma vas alternando el seno con el que empiezas a amamantar, aumentará también tu producción de leche.

    Primero relájate, luego da de mamar.
    Respira hondo unas cuantas veces, cierra los ojos y piensa en cosas agradables, tranquilas. Ten cerca de ti un vaso grande de agua fresca, leche o jugo para beber mientras das el pecho: la hidratación ayuda a producir leche.

    ¿Hora de parar?
    Idealmente será tu bebé quien decida que ya tiene suficiente una vez que haya agotado ambos senos. Si necesitas variar de posición, cambiarlo al otro seno o terminar la sesión de lactancia por cualquier motivo mete muy suavemente tu dedo en la comisura de su boca. Si escuchas un ligero "pop", quiere decir que se ha interrumpido la succión (¡que puede ser muy fuerte!) y ya puedes retirar a tu bebé.